MOSTRANDO MI COLEGIO..!!!

 <

 las cosas que me ha hecho reflexionar

lo que he aprendido y adquirido

La metodologia  de trabajar en grupo a sido muy enrriquecedoras ya que trabajondo asi no solo aprendemos  de la clase si no de los eaportes de  opiniones de cada uno de los alumnos.

La experiencia que habia sentido al inicio era de unas dudas de unos sueños en cuanto a mi forma de pensar de ser y de sentir. Pero eso cambió, pasando el tiempo se convertía en una esperanza, en felicidad, por que esta en proceso mis sueños.

Segun la presentacion que nos dieron acerca de las ventajas de esta academia considero como un premio el poder estudiar aqui y las expectativas que tengo es aprender muchisimo, lograr tener un alto nivel académico para mis estudios superiores y conocer muchas cosas cosas del mundo atravez de la tecnologia 

Hay que saber cuando una etapa llega a su fin.
Cuando me insisto en alargarme más de lo necesario, pierdo  la alegría y el sentido de las otras etapas que tengo que vivir. Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capí tulos…, no importa el nombre que le doy, lo importante es que dejo en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron.
El pasado no volverá, todo pasa, y lo mejor que puedo hacer es no volver a ello. Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que sucede en mi corazón. Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar.
Dejar para siempre. Soltar. Desprenderse. Nadie en esta vida juega con cartas marcadas. Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos. No espero que me de buelban lo que he dado, no espero que reconozcan mi esfuerzo, que descubran mi genio, que entiendan mi amor. espero que entiendan mi televisión emocional y ver siempre el mismo programa, en el que se muestra cómo he sufrido con una determinada pérdida:eso solo me hace envenenarme.
Antes de comenzar un nuevo capí tulo debo terminar el anterior: me repí to asi misma  que el pasado no volverá jamás. y recuerdo  que hubo una época en que no podria vivir sin aquello, sin aquella persona, que no hay nada insustituible, que un hábito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede que sea dificil, pero es muy importante.
Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en mi  vida. Cierro la puerta, cambio el disco, limpio la casa, sacudo el polvo.
Dejo de ser quien era, y transformarme en el que soy porque en el futuro encuentro cosas y personas mejores

PUNTO DE QUIEBRE ¡¡¡REFLEXION!!!

 

 Si me detengo a analizar las características más resaltantes de mi maravillosa personalidad hay dos que debo destacar: mi terquedad excesiva y mi inexistente tolerancia a la frustración, rechazo o vergüenza. Cada una de estas se convierten un una bomba cuando intervienen en mi toma de decisiones y la cosa alcanza proporciones ingentes cuando actúan de a par y eso me ha ocurrido en varias oportunidades. Pero antes de perturbar con la descripción de las bochornosas situaciones por las que me han hecho pasar estar perturbaciones de mi personalidad, empezaré explicando cada una de ellas.

TERQUEDAD EXCESIVA

Me considero una persona muy perseverante, si quiero lograr algo lo intento una y otra vez hasta que finalmente lo alcanzo, sin embargo esta característica muy buena en mí (al menos eso considero) y que, con la motivación suficiente, me ha servido para alcanzar ciertas metas profesionales; ha degenerado en una terquedad ciega cuando considero que tengo la razón, lo que ocurre se resumen en un palabra NECEDAD. Cuando estoy segura de que tengo la razón, insisto e insisto y a pesar de que tengo todo en mi contra y sé que me voy a hundir por esa necedad, sigo insistiendo, y si soy obligada a tomar una dirección contraria a mi voluntad, me enojo y miro con ira, pues no concibo la idea de que me esté equivocando.

Esto me ha traído muchos problemas y sé, OJO, soy muy consciente de que es un gran defecto, de que está terriblemente mal, pero no puedo evitarlo. He intentado manejarlo, pero es algo más fuerte que yo, el solo intento me duele, literalmente, pues pareciera que la cabeza me va a estallar cuando estoy haciendo algo con lo que estoy de acuerdo.

INEXISTENTE TOLERANCIA A LA FRUTRACIÓN, RECHAZO O VERGÜENZA.

Muchas personas con las que he conversado alguna vez, consideran que soy una persona extrovertida, con un gran humor y mucho de que conversar; por ello no me creen cuando les digo que soy una persona TÍMIDA, pero la verdad es que lo soy, soy terriblemente tímida. Es probable que estas personas que han conversado conmigo, no se han dado cuenta de que son ellos los que me han empezado a hablar, porque yo nunca empiezo una conversación, salvo con mis alumnitos. Me da pavor de que me corten, no me quieran hablar o simplemente nos quedemos en un silencio tan incómodo que duele.

Ayer me dijeron que es difícil creer que en cuatro meses no conozca a las personas que pertenecen a mi grupo de trabajo, si supieran que practico step hace un año y que recién estoy empezando a conversar “algo” con la gente que asiste a la misma clase que yo.

Es cierto que el qué dirán no debería importarnos, pero a mí sí. No tanto como para pararme en actuar, pero sí en deprimirme. Lloro y sufro, pero no puedo evitarlo. Que me hagan pasar vergüenza genera en mí el mismo efecto, si se ríen de mí, me matan.

Han existido momentos en mi vida donde ambas se han juntado y he obtenido resultado nefastos. Recuerdo claramente que a causa de esto me quedé en plena avenida México bordeando la media noche, porque simplemente no quise irme a mi casa en el momento apropiado, recuerdo que el amigo con quien conversaba me dijo “ya es tarde”, lo que yo entendí como NO QUIERO HABLAR CONTIGO e insistí en quedarme, por más paciencia que me tuvo, se cansó, peleamos y se fue. Era cerca de la medianoche y no sabía cómo volver a casa. La verdad es que era una zona muy peligrosa para que una joven de 20 años paseara por ahí. Resultado final, pelea excesiva, mucho moco de por medio y un mal recuerdo, además de ser tildada de loca. Tiempo después, me di cuenta de que efectivamente lo era.

Pero meses antes de eso, por no querer subirme a un taxi, recuerdo haber tenido que caminar desde el óvalo Unión hasta la avenida Alfonso Ugarte a las dos de la mañana, en esta oportunidad mi acompañante no volvió a recogerme o embarcarme, se fue porque lo insulté. En otra oportunidad que hice algo similar, me gané un golpe en la boca. Saldo final, un moretón, insultos mutuos, gritos y soledad.

En una actividad de PAMER había estado guardando sitio para una amiga que iba a acompañarme a ver el espectájulo de Eva Ayllón. Mi jefa y su amiga, que por cierto ahora es mi amiga también, llegaron tarde, se pusieron junto a mí, pero luego entre tanta gente se fueron sin decirme chau. Recuerdo que me dolió en el alma (intolerancia absoluta al rechazo), terminó mermando nuestra naciente amistad y mi actitud cambio. Lloré mucho y me amargué igual.

Cuando Sheyla vino y no quiso tomar el taxi que le dije, le pedí que se fuera, que me iría a casa sola, y terminé caminando por la avenida Tacna a la 1:30 de la madrugada, sola y con cartera. Esta vez que Sheyla vino al Perú no me mandó mensaje ni nada, supongo que está molesta conmigo o no me quiso ver (eso es lo que pienso).

Mi terquedad me ha llevado a tomar las peores decisiones y en todas estas no he sido consciente del peligro o magnitud de mi conducta hasta el día siguiente, cuando ya el berrinche, vergüenza, frustración e ira han cesado. Cuando me analizo no me reconozco. Algo esta mal en mí. Me bloqueo, me duele la cabeza, me tiemblan las manos, y reacciono como una autómata. Me atolondro, no sé que decir y termino llorando.

Este problema que tengo con la intolerancia al rechazo me ha hecho vivir con la idea de que muchas personas me señalan o me miran mal o quizá hablan a mis espaldas, esto me genera timidez e inhibición. Si alguien me mira mal o me hace una mueca, en verdad hace que me sienta mal, me deprima. Recuerdo que este año, un diseñador que trabaja en la empresa donde yo colaboro me saludo algunas veces de mala manera, concluí que no le caía bien. No me puse a pensar de que estaba muy ocupado o estresado, que es lo que ahora pienso que ocurre realmente. El viernes, día en el que estaba muy cansada, llegué tarde y me lo cruce, me dijo: “Hola, niña, al tiempo que te veo. ¿Te sientes bien?” “Sí, solo estoy cansada.” “Ah. Pero, cuídate mucho, ¿sí?” ¿Habrá sido sarcasmo? No sonó a eso al menos.

Ayer fue mi PUNTO DE QUIEBRE, ayer me he convencido de que tengo un problema y que aunque me crea muy capaz es imposible que lo solucione por mi cuenta. Ayer tomé la peor decisión de mi vida e insistí tan ciegamente en mantener las cosas como las había planificado que cuando se desbordó todo y se salió de mis manos no supe que hacer ni cómo reaccionar, es más, hasta ahora sigo viendo en perspectiva lo que sucedió y no me reconozco. Me asusto a mí misma, cómo puede ser posible que actúe así, solo porque me miran mal, porque me censuran por un error cometido, no puedo acobardarme ante el qué dirán a tal nivel que me lleve a paralizarme y no querer ver la solución más viable. En este instante pienso y hubiesen habido tantas, viables, sanas, no dramáticas, pero la sola imagen de la negación, rechazo o censura me hizo actuar mal, para tener como siempre un resultado funesto.

Hoy me he dado cuenta de que estoy mal y si algún día pretendo criar a una niña, mi hija, no puedo transmitirle esta inseguridad, la cadena se rompe y se rompe conmigo. Psicólogo urgente. No más. He dicho.

Ahora veremos qué sucede, sea lo que sea que pase, debe de ser por algo, hay que sacar el lado bueno de las desgracias, no es así? Esta me sirvió para por fin darme cuenta de que sola no voy a poder cambiar estos complejos que me agobian. Necesito a un especialista.